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La Izquierda y el feminismo, deuda histórica

por Alonso Salinas y Matías Cortés

En los últimos días pudimos acceder por redes sociales a un audio que denunciaba el maltrato de un joven dirigente UDI, contra su pareja.

La multitudinaria reacción ante el audio del candidato a concejal no se hizo esperar, y desde nuestro círculo de izquierda las opiniones de los compañeros reflejaban rabia e indignación. Pero estos mismos compañeros de izquierda, ¿se sentirán tan afectados y necesitados de desquitarse ante actos de la misma índole en la vereda del viejo Marx?, o ¿simplemente rompen vestiduras por el color político de Matías? ¿Las personas que criticaron el hecho lo hacen por su compromiso contra la violencia de género o porque el afectado es el adversario?

Aquellos que pregonan ser más “zurdos” que los “amarillos” o ser más fieles a las figuras como Lenin, Gramsci o Trotsky, ¿tendrán la misma osadía de declarar con tal fanfarronería y pasión su afiliación al feminismo?, o ¿son otros agentes del patriarcado?

Históricamente las orgánicas de izquierda poco han hecho por la equidad de género, bien lo sabía Julieta Kirkwood que basó gran parte de su obra en criticar el machismo de izquierda imperante en el Chile de los 80; siendo esta lucha postergada a un segundo plano. Desde el 85, año que murió Julieta, han ocurrido varias cosas: una Presidenta, discusiones sobre la brecha salarial, proyecto de ley de aborto (ni siquiera libre, sino sólo en tres causales) y otros hitos que pueden considerarse mejoras por la igualdad.

Sin embargo, persiste la dicotomía del avance legislativo frente a la violencia física y simbólica imperante en nuestra sociedad: los femicidios (cada vez más violentos y sádicos) son una muestra de ello; pero otros hechos como la baja representación política en los partidos no hacen mucha diferencias entre izquierdas o derechas, y tampoco vemos grandes acciones de estos grupos para pagar nuestra deuda histórica con la equidad de género.  Dicho esto nos preguntamos, ¿qué tan válidos son los actos de repudio  de militantes de izquierda que en sus grupos de poder sólo concentran fuerzas masculinas?

Aquellos que pregonan ser más “zurdos” que los “amarillos” o ser más fieles a las figuras como Lenin, Gramsci o Trotsky, ¿tendrán la misma osadía de declarar con tal fanfarronería y pasión su afiliación al feminismo?, o ¿son otros agentes del patriarcado?

Los machistas de izquierda o derecha son lo mismo; explotadores, violentistas, desclasados y sus crímenes contra la humanidad son igual de condenables. Esperamos ver la misma rabia y pasión inquisidora ante hechos similares a la brutalidad de Matías Huerta cuando dentro de la izquierda o cualquiera de nuestros círculos ocurran maltratos, agresiones físicas y psicológicas, presiones y toda expresión de barbarie machista. No queremos caras duras que deleguen en sus parejas las labores del hogar, o que ignoren la opinión de una mujer, pero que después, pregonen repudio y condenen moralmente a un integrante de la derecha por sus mismas conductas. Se debe condenar y denunciar al maltratador sea de donde sea.

Debemos entender que la reivindicación de esta lucha y la condena a la violencia de género debe ser transversal y constante, desde el rol o posición que nos toque vivir a diario, dentro de nuestras familias, dentro de nuestro círculo de amigos, en nuestras universidades, trabajos, en la misma calle, y con mayor razón en nuestras orgánicas políticas. Cambiar la forma de hacer política también conlleva un cambio en la manera de relacionarnos, reivindicar la posición de la mujer en nuestras luchas y en nuestra sociedad es tarea de todo y toda aquel que pretenda construir una sociedad más justa e igualitaria y de paso dignificamos la práctica misma de hacer política.

¡¡Sin Mujeres no hay Revolución, y esta será Feminista o no será Revolución!!

Fuente imagen: PixaBay.com

Alonso Salinas: Integrante del Frente de Género.

Matías Cortés: Militante de Revolución Democrática.

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